
«¡Venga, brindemos! Lo siento, no bebo. Venga ya, pásame tu copa, que esto hay que celebrarlo. De verdad, brindo con agua, no te preocupes. Pero qué dices, eso da mala suerte, venga, sólo un culito, este vino está delicioso. Mejor que no. Vamos, no seas aguafiestas, además, una copa de vino es beneficiosa para la salud, lo dicen todos los médicos. Todos los médicos no. Qué sí, que sí, lo he leído en el periódico. Yo soy médico y no lo digo. Venga ya. Y te puedo asegurar que la mayoría dicen lo mismo que yo».
Esta escena es típica en todas las celebraciones de grupo. La presión social ha hecho que se quiera ver el consumo moderado de vino como algo positivo para la salud. Desde la Farmacia Soler Miret queremos indagar en la verdad de esta creencia y saber hasta qué punto nos podemos fiar de este tipo de comentarios.
Durante años ha circulado la creencia popular de que una copa de vino al día, especialmente vino tinto, puede ser beneficiosa para la salud, particularmente para el corazón. Esta idea ha sido impulsada por estudios observacionales, referencias al «paradoja francesa«, y la percepción cultural del vino como parte de una dieta saludable. Sin embargo, ¿qué dice realmente la evidencia científica actual sobre este hábito? A continuación, analizamos en profundidad los efectos del consumo moderado de vino sobre la salud.
1. Vino ¿Qué significa “consumo moderado”?
En la mayoría de los estudios, el consumo moderado de alcohol se define como:
- Hasta una copa al día para mujeres
- Hasta dos copas al día para hombres
Una «copa» de vino equivale aproximadamente a 150 ml (5 onzas) de vino con un contenido de alcohol del 12%. El vino tinto contiene polifenoles, en particular resveratrol, flavonoides y taninos, que actúan como antioxidantes. Estos compuestos se han asociado con:
- Mejora de la función endotelial (elasticidad de los vasos sanguíneos)
- Reducción de la inflamación
- Disminución de la oxidación de LDL (colesterol “malo”)
- Posible efecto antiagregante plaquetario (prevención de coágulos)
Sin embargo, algunos estudios observacionales han encontrado una asociación inversa entre consumo moderado de vino y:
- Enfermedad coronaria
- Infarto de miocardio
- Mortalidad cardiovascular
Estos efectos podrían explicarse por los antioxidantes del vino más que por el alcohol en sí.
Por ejemplo, los franceses tienen tasas relativamente bajas de enfermedad coronaria a pesar de dietas ricas en grasas saturadas. Se ha sugerido que el consumo regular de vino tinto podría ser un factor protector, aunque otros componentes de su estilo de vida también influyen.
2. Riesgos del consumo diario de alcohol
La evidencia es clara: el alcohol es un carcinógeno de clase I, según la OMS. Aumenta el riesgo de varios tipos de cáncer, incluso con consumos bajos:
- Cáncer de mama (incluso con una copa al día)
- Cáncer de hígado, esófago, colon y cavidad oral
Además, el consumo habitual, aunque sea moderado, puede aumentar el riesgo de:
- Esteatosis hepática (hígado graso)
- Hepatitis alcohólica
- Pancreatitis crónica
Incluso el consumo diario bajo puede afectar el estado de ánimo, el sueño y el riesgo de desarrollar dependencia, especialmente en personas con predisposición genética.
Estudios más recientes y mejor controlados muestran que no existe un nivel «seguro» de consumo de alcohol, y que incluso una copa al día puede aumentar la mortalidad por múltiples causas en comparación con la abstinencia total.
3. ¿Qué dicen las últimas investigaciones?
En los últimos años, grandes revisiones sistemáticas y metaanálisis (como los publicados en The Lancet y BMJ) han desafiado la noción de que el consumo moderado de vino sea beneficioso. He aquí algunas de sus conclusiones:
- La aparente protección cardiovascular del vino podría deberse a factores de confusión, como el estilo de vida más saludable de quienes beben moderadamente.
- La relación entre alcohol y salud es curvilínea, pero el umbral de beneficio cardiovascular (si existe) es muy bajo.
- El riesgo neto de daño supera los beneficios potenciales incluso a niveles bajos de consumo.
Por tanto, desde una perspectiva médica, el consumo ocasional y consciente de una copa de vino puede formar parte de un estilo de vida equilibrado si no existen contraindicaciones personales (como antecedentes de cáncer, problemas hepáticos o adicción).
Sin embargo, no se recomienda empezar a beber vino por motivos de salud, ya que existen alternativas mucho más seguras y efectivas (como ejercicio, dieta mediterránea sin alcohol, manejo del estrés).
En definitiva, tomarse una copa de vino al día no es inherentemente “bueno” ni “malo”, pero la evidencia actual sugiere que los riesgos del alcohol, incluso en pequeñas cantidades, podrían superar los beneficios. Si decides beber vino, hazlo por disfrute y no por motivos de salud.
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